EE. UU. demanda para que Live Nation, dueño de Ticketmaster se disuelva
El Departamento de Justicia demandó el jueves a Live Nation Entertainment, el gigante de los conciertos propietario de Ticketmaster y solicitó a un tribunal la disolución de la empresa por considerar que mantiene ilegalmente un monopolio en la industria de los espectáculos en directo.
En la demanda, a la que se han sumado 29 estados y el Distrito de Columbia, el gobierno acusa a Live Nation de dominar el sector al obligar a los locales a firmar contratos exclusivos de venta de entradas, presionar a los artistas para que utilicen sus servicios y amenazar a sus rivales con represalias económicas.
Según el gobierno, estas tácticas han encarecido el precio de las entradas para los consumidores y han obstaculizado la innovación y la competencia en todo el sector.
“Ha llegado el momento de acabar con Live Nation-Ticketmaster”, dijo Merrick Garland, fiscal general, en un comunicado en el que anunciaba la demanda, presentada ante el Tribunal de Distrito de EE. UU. para el Distrito Sur de Nueva York. La demanda pide al tribunal que ordene “la venta de activos, como mínimo, de Ticketmaster”, y que impida a Live Nation realizar prácticas anticompetitivas.
La demanda es un desafío directo al negocio de Live Nation, un coloso de la industria del entretenimiento y una fuerza influyente en la vida de músicos y público por igual. El caso, presentado 14 años después de que el gobierno aprobara la fusión de Live Nation con Ticketmaster, tiene el potencial de transformar la multimillonaria industria de los conciertos.
La escala y el alcance de Live Nation superan con creces los de cualquier competidor, y abarcan la promoción de conciertos, la venta de entradas, la gestión de artistas y la explotación de cientos de locales y festivales en todo el mundo.
Según el Departamento de Justicia, Live Nation controla alrededor del 60 por ciento de las promociones de conciertos en las principales salas de Estados Unidos y aproximadamente el 80 por ciento de la venta primaria de entradas en las principales salas de conciertos.
Legisladores, competidores y asistentes a los espectáculos han acusado a la empresa de incurrir en prácticas que perjudican a sus rivales y elevan el precio de las entradas. En una comparecencia ante el Congreso a principios del año pasado, provocada por una preventa de entradas de la gira de Taylor Swift en Ticketmaster que dejó a millones de personas sin acceso a comprarlas, senadores de ambos partidos calificaron a Live Nation de monopolio.
En su demanda, el Departamento de Justicia se refiere a los numerosos cargos adicionales como “esencialmente un ‘Impuesto Ticketmaster’ que, en última instancia, eleva el precio que pagan los fans”.
En respuesta a la demanda, Live Nation negó ser un monopolio y afirmó que su disolución no se traduciría en una bajada del precio de las entradas ni de las comisiones de venta. Según la empresa, los artistas y los equipos deportivos son los principales responsables de fijar el precio de las entradas, y otros socios comerciales, como las salas, se llevan la mayor parte de los recargos.
En un comunicado, Dan Wall, vicepresidente ejecutivo de asuntos corporativos y normativos de Live Nation, dijo que la demanda del Departamento de Justicia se produjo tras una “intensa presión política”.
El caso del gobierno, añadió Wall, “ignora todo lo que es realmente responsable del aumento del precio de las entradas, desde los crecientes costos de producción a la popularidad de los artistas, pasando por la reventa de entradas en línea 24/7 que revela que el público está dispuesto a pagar mucho más de lo que originalmente cuestan las entradas”.
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